miércoles, 16 de mayo de 2012

SOBRE EL DERCHO A LA FIANZA

             ¿Cuantos más derechos te vas a dejar quitar?

 

Hace unos minutos atrás Albert me trae a consideración este embeleco de la fianza y a la realidad es que desde el 2004 llevo dando la pelea que pocos dan. Las cartas de derechos en las Constituciones, le garantizo, fueron concebidas por personas de amplia sabiduría. El error más grande que puede cometer un pueblo es ceder un derecho. Mi querido Pote le entró a la discusión hace un rato atrás, y curiosamente me parece que está plenamente enfocado en la razón. La fianza es una garantía que va junta con ella la presunción de inocencia, y no, no son cosas separadas como pude apreciar dentro de la discusión que se provocó por los allegados al Pote. Cada derecho dentro de la Constitución tiene poderosas razones para ser y detrás de ello muchas más razones para permanecer. Visto del otro lado de la discusión cada derecho se encuentra cimentado en un millón de razones por las cuales no se deben ceder. Sin embargo el cuarto poder se encuentra colusionando con los políticos al punto donde andan procurando publicidad con el asunto y han promovido la virazón del candidato a la gobernación del PPD. Hace más de veinte años que vengo diciendo, que de a poquito a poquito se ha ido instaurando en Borinquen Bella la más vulgar y apestosa dictadura solapada. Debajo de nuestras propias narices y ello con la anuencia de cuanto mediocre intelectual hay amparado por un irreal conservadurismo y la pendeja idea de “que esto a mi no me afecta.” Cuantas veces, en una larga historia caminando arriba y abajo el tribunal he visto gente buena y grande decirme “Oscar, yo nunca creí que esto me fuera a pasar a mí.” Si me preguntan, es para esos que la fianza debe estar allí. Al contrario de los argumentos presentados la fianza NO está hecha para el criminal. Está presente como una garantía a evitar que el inocente tenga que poner su trasero en un presidio mientras el aparato judicial resuelve su inocencia, y eso en la mayoría de los casos no ocurre de inmediato. Hace unos días atrás un jibaro enjundioso me dijo que la inteligencia no era igual a aprenderse cuatro cosas de memoria. Eso no es inteligencia, eso es meramente memoria. Inteligencia es la capacidad de analizar problemas, ideas, teorías, pensamientos en un orden lógico, con el propósito de alcanzar verdades de mayor envergadura. De eso en la política y el gobierno local, es obvio que no hay mucho. Casi nada, a decir verdad y de ello la prensa populista se ha ido aprovechando. Un tema interesante es el de la unicameralidad. Hay mil argumentos a favor del asunto, comenzando porque es más barato. Desde mi punto de vista esa es la pendejada más absurda a la que se haya envuelto a los locales. A mayor número de legisladores menor es la posibilidad de que se pongan de acuerdo en una legislación. Y se preguntaran que para que rayos yo quiero que no se pongan de acuerdo. Sencillo, porque yo no quiero que el poder se concentre; ese es el preludio a la dictadura. Los proyectos verdaderamente buenos van a pasar, pero los mediocres se van a frenar, por indecisión. Otro ejemplo es el de los códigos de orden público. Aquí cuanta asamblea municipal se montó con la brillante idea, dis que porque iba a ser la cura a todos los males; una panacea. Tres carajos, los códigos de orden público son una crasa violación a la libertad de reunión, asociación y el derecho a la propiedad privada; son una afrenta directa y vulgar a las libertades del hombre, es la ley marcial legitimada bajo nuestras mismas narices. ¿Y que logramos con ello? NADA, la criminalidad sigue jalda arriba y sin freno, porque encima nuestro estado dictatorial no te permite defender lo tuyo, te tienes que dejar matar para que los sacerdotes de sacrificio sigan viviendo a sus anchas. Sin embargo quebramos a cuanto negocito y cafetín había por allí, mientras los hoteles venden licor 24/7. A esos no les aplican los códigos de orden público, pero de la misma manera, a esos el hombre común no puede ir a disfrutarlos porque a diez toletes el trago, difícil. Poco a poco hemos permitido que nuestras libertades y derechos se hayan ido socavando y el estado se ha convertido en un abusador que lo único que pretende es cobrarte su diezmo. La gente no lee, no estudia, no analiza. Si la cosa sigue así, bien lo señala el Pote, nos estamos parando en los albores de otra Alemania Nazi en el medio del Caribe y cuando eso ocurra, nos vamos a tener que ir nadando camino de Boca de Yuma, porque créanme, que en la hermana Republica Dominicana vamos a estar mejor que aquí. El siguiente escrito es uno de mis favoritos, luego de leerlo, medítenlo, porque a la verdad que hasta a los jueces se les ha olvidado. Y es que las más grandes verdades han pasado de moda en pos de vivir en una burbuja de cristal, alienados de nuestras realidades, sordos ciegos y mudos. Cuando aquí se tranque el bolo, los millonarios dueños de esos periódicos populistas que ustedes conocen y que descaradamente promueven tan brillantes ideas, son los primeros que se van a largar a sus lujosas y cómodas viviendas en el extranjero. Son miembros de una elite y siempre serán libres porque dinero de más tienen para hacer lo que les venga en gana. Por favor léanse lo siguiente y medítenlo, para que no caigan en la burrada de repetir lo peor de la historia y créanme que nos falta poco, así que metan el freno. Miren que la libertad no se renuncia, no se niega y tampoco se regala…
Si lo anterior no causa el impulso de advertir el riesgo que representa avalar un estado sin controles constitucionales acudamos entonces a la opinión disidente en Pueblo v. Adams Figueroa, 2007 TSPR 040, que más que una opinión de advertencia resultan ser un presagio, una profecía de que la conducta aberrante del estado está para repetirse:

“Los que le dan la espalda, e ignoran, los mandatos de nuestra Constitución deberían recordar las siguientes palabras del filósofo alemán Martin Niemoller:

En Alemania, los nazis primero persiguieron a los comunistas, pero yo, como no era comunista, no protesté. Más tarde vinieron tras los judíos pero como yo no era judío, no protesté. Luego, comenzaron a perseguir a los miembros de las uniones obreras, mas como yo no estaba unionado, no protesté. Más adelante la persecución se tornó contra los católicos, pero siendo yo protestante, no tuve por qué protestar. Luego, vinieron por mí. Para entonces ya no había nadie que protestara por ninguno otro. Asegurémonos de que tal cosa no vuelva a suceder. (Énfasis suplido)

Yo, hoy, protesto y disiento.
FRANCISCO REBOLLO LÓPEZ

Juez Asociado”

BY: Oscar Acaron