By: Oscar Acaron
El hombre es criatura extraña; a veces cargamos con atavismos genéticos
insospechados, los que cíclicamente nos conducen hacia abismos profundos
donde nuestro correcto sentido de la humanidad se pierde. Recuerdo muy
bien la explicación que en un momento histórico me dio quien considero
un gran amigo, el Lcdo. José Ángel Ortiz Pérez y la analogía que utilizo
al propósito de definir el concepto del “buffer zone” o mejor dicho en
la lengua castellana, la zona de amortiguamiento. Su ejemplo estaba
basado en el concepto del mantengo como zona de amortiguamiento
económico social. La explicación, más que un alivio, para mí era el
resonante silbatazo de la cobardía del ser humano, quien entra en unos
compromisos con el resto de la humanidad al efecto de preservar incólume
su trasero. Ello en vez de satisfacerme en términos intelectuales, lo
único que logró fue abochornarme de nuestra raza. Me hizo recordar que
hemos mantenido esa arrastrada costumbre durante milenios. Cuando
encontramos de que carecíamos de control sobre la naturaleza, a algún
loco descabellado con algún nivel considerable de poder, se le ocurrió
interpretar que los cambios de nuestra naturaleza eran el producto de la
ira de los dioses y a esos efectos se inventó la teoría del sacrificio,
para mantener una zona de amortiguamiento entre nosotros y los dioses.
Cosa de que no les diera coraje, quiero decir. A lo mejor comenzamos con
un pichoncito este negocio del sacrificio y como vimos que el
pichoncito no funcionaba, fuimos evolucionando en nuestra teoría hasta
llegar a ofrecerles a los dioses las más tiernas y hermosas vírgenes.
Cuando tuvimos un año bueno, aumentamos la dosis a dos vírgenes y si el
próximo año nos iba mal, era porque los dioses no se sentían
satisfechos, por lo que para asegurarnos les sacrificamos tres. No creo
que haya un cristiano en esta ínsula que no se haya enterado del asalto
de la dueña de salón de cosmetología de Caguas. Por lo poco que trasluce
a través de las noticias, un hijo de ramera le sopló un plomazo con una
.45 que le rompió las costillas y le laceró un pulmón. De a puritita
chiripa está viva. Lo que sí parece real es que la señora en cuestión,
si le hacemos una tomografía computarizada (Los rayos X me la pueden
poner a riesgo), le vamos a encontrar cuatro pares de ovarios. En su
negativa a dejarse matar a manos del caprino agrandado, haló por su
pistola y le entró a tiros a la pila de excremento satánico que la
estaba asaltando metiéndole dos en la carne y de viaje le dio un
arañazo de campo en la mochila, llevándole de paso los timbalitos (de
pensarlo nada mas, el asunto produce escarcha en el estriado del
esfínter anal). El Ángel de la Muerte llegó a acariciarle las mejillas a
esta certificada heroína, pero por la poca información recibida, un
vecino enviado por El Jefe, quien determinó que todavía no era su hora,
vino a arrebatarle de los brazos al Ángel de la Muerte a esta dama; ese
asunto está destinado para después. Para toda la isla este ha sido un
gran ejemplo de heroísmo y ha servido para despertar el ánimo de la
gente decente de este país a defenderse, a preservar su vida. Cuando
mejor llevamos la noticia de la supervivencia de esta súper mujer no se
hicieron esperar los comentarios, tildados de estúpidos, del mayor
creyente de la teoría del “buffer zone.” Es que el acto que llevo a cabo
esta dama, ahora resulta ser tomarse la justicia por las manos. Todavía
estoy tratando de sacarme de las cejas, la caspa que me produjo el
coraje de haber oído ese comentario tan fuera de lugar, de tiempo, de
espacio, tan desacertado e inapropiado. Dentro del gobierno reside una
elite de súper privilegiados y extra protegidos que entienden que su
mejor bienestar es mantenernos a nosotros como buffer zone entre los
criminales y ellos. Somos los pichones a sacrificarse en el beneficio de
ellos, porque beneficio ninguno sacamos nosotros de esa teoría.
Defenderse ahora resulta ser el equivalente a “tomarse la justicia por
nuestras manos.” Vamos a hacer algo, dejen sus guardaespaldas, entreguen
sus armas, bájense de sus vehículos escoltados y vengan a caminar la
ciudad con nosotros, ausentes de la seguridad que NOSOTROS LES PAGAMOS.
Yo no tengo respeto alguno por esas teorías, a mi me parece que la
persona que enarbola y promociona ese tipo de teorías es tan asesino
como los sacerdotes que ejecutaban sacrificios humanos para mantener su
zona de amortiguamiento con los dioses. A ustedes, cobardes sacerdotes
del sacrificio, la cuenta de cuatro de Walter José. A nuestra heroína
nacional que Dios la bendiga, la proteja y le dé larga vida. A los
padres de la Constitución de USA, donde quiera que estén, mi
agradecimiento por la segunda enmienda; ello salvó a una de las
nuestras.
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